sábado, 9 de noviembre de 2013

After it

Dirigido a quien pueda interesar:

   Y después de todo, no me queda nada. Sólo mis manos vacías y mi corazón roto; te escurriste como arena entre mis dedos, te colaste en mis venas y me hiciste un agujero para salir.
   Una vez más me enamoré, dejé que alguien me llenara con su esencia. Permití que lo fueras todo para mí. Me dejaste soñar con lo que podría ser, y para ti construí castillos de naipes que ahora se desmoronan.
   Cuando nos separamos, te pregunté si era el final, si era así como acababa todo. Me dijiste que no, y yo te creí. Eran otros tiempos. Yo reía y cantaba, y tú eras feliz a mi lado.
   Ahora me golpeas y me dices que olvide lo dicho, que no importa, que hagamos borrón y cuenta nueva. Y también ahora, todos mis pensamientos susurran tu nombre y del agujero en mi pecho rezuma una sangre envenenada; envenenada porque es una sangre que ama, es una sangre que recuerda y es una sangre que sufre.
   Pero, ¿dónde quedará lo que compartimos, lo que vivimos juntos, lo que nos unía de forma inseparable? Todo lo que te dije, y todo lo que me dijiste, se diluirá en tu memoria como una pizca de sal en una copa de cristal, pero permanecerá grabado en la mía como las marcas que no dejan a la roca olvidar los martillazos recibidos.
   ¿Y qué voy a hacer? No me tiraré al suelo a llorar; no veré la vida pasar. Me subiré a otro barco, me lanzaré a otra aventura y esperaré que la suerte me sonría. De una vez.

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