lunes, 31 de diciembre de 2018

Grietas

¿Qué ha sido de mi reino, mi sueño de sueños?

¿Tan frágil era?

Construí el castillo, el templo, los patios y salones y los jardines sobre aquel lugar abandonado y creí llenarlo de luz... Pero ¿por qué este nuevo viento me la roba? No es un viento nuevo y mucho menos desconocido, pero durante un tiempo pensé, inocente, que había construido sobre firme. Al menos lo suficiente para resistir el primer embate. ¿No? Ya empiezan a verse las grietas y los suelos crujen bajo mis pies.

¿No era el sueño de sueños? ¿No estaba lleno de color? ¿No cambió mi piel por agua, llenó de lavanda mis días y me puso el sol en la mirada?

Era real, lo sé. Quizá todavía pueda serlo. Quizá tan sólo haya que poner más empeño en preservarlo, más ahínco en defenderlo del fantasma de la plaga.

viernes, 30 de noviembre de 2018

Palabras posibles

Parece que sólo sé hablar de estas formas extrañas... Pero ¿cómo podría si no hablar? A veces pienso  que necesito palabras por inventar: las que tengo pesan demasiado.
Yo quisiera hablar con palabras ligeras, con letras flexibles; quisiera poder rozar las palabras (con las yemas de las ideas) y que se levantaran e hicieran el discurso (mi discurso).

Trenzas de trenzas de trenzas: no sé decir lo que quiero. Más aun, las palabras se amontonan entre lo que quiero decir y yo y nunca hay tiempo de apartarlas una a una... Habrá que encontrarlo.

Puede que sólo se trate de desgranar, ordenar, clasificar, aprovechar.
Puede que sólo se trate de mirarlas bien de lejos, estudiarlas y señalarlas, para después ir volando y coger las que necesito. Machacarlas con cuidado en un mortero y, con mucha calma, modelar exactamente la palabra que quiero, la palabra que necesito, la palabra precisa.

miércoles, 31 de octubre de 2018

Sobre las distancias entre los átomos

It gets you everytime. Tu destino te alcanza e, incansable, te ahoga una y otra vez.
Nada de lo que haces cambia las cosas. Ni la actitud, ni la compañía, ni la hora, ni el esfuerzo que dedicas. El muro se reconstruye cada vez, y cada vez más alto, y tú, mientras lo escalas, te preguntas si, tal vez, no debieras intentar subirlo. Ves cómo otras personas, no tan diferentes de ti, lo atraviesan limpiamente, y te preguntas qué has hecho mal, por qué no eres como ellos, por qué no puedes cerrar los ojos y aparecer al otro lado cual espíritu con la sonrisa en los labios.

No es superar este muro, no. Es llevar años librando una guerra que nunca acaba, no del todo.
¿No basta con desearlo? ¿Qué hay que hacer para ser como el resto, para tenerlo así de fácil? Te dices que darías lo que fuera por ser como ellos, pero algo dentro de ti sigue pensando que no, que es mejor seguir así y que es cuestión de tiempo, que ya se acabarán los muros...

Pero el muro nunca se acaba y los demás no se hacen cortes escalándolo.

martes, 25 de septiembre de 2018

Señales de humo en la niebla

¿Será suficiente una mirada? ¿Pueden un parpadeo, una postura, cambiarlo todo?
¿Pueden indicar al preso inconsciente su condición? ¿Pueden ser la chispa para que se libere? ¿Sin palabras, sin matices? ¿Sin instrucciones o sugerencias? ¿Puede un leve abrir de ojos dar el valor para hacerlo, para despertar y renegar de lo conocido y descubrir la realidad o, al menos, intentar encontrarla?
No sé si fue el momento adecuado, si él estaba preparado para darse cuenta de lo que ocurría, si me tenía en suficiente estima para saber lo que le estaba transmitiendo, para fiarse de mí y entender que podía escapar si quería, con cuidado, con tiempo y mucha reflexión. Pero espero que fuera suficiente.

viernes, 3 de agosto de 2018

Missing home

It is always funny how when you're abroad, missing your usual life, you're not really missing your life, but an improved one, the life you will lead when you go back and start baking your own bread, or meeting  friends just to read, or taking art lessons. A life, in short, that doesn't exist yet, but that you hope will when your plane lands.

lunes, 30 de julio de 2018

Breves pensamientos inconexos del campamento de 2018

   Después de un campamento a ratos maravilloso, a ratos cansado o agobiante con mis niñes, he aprendido que los seres de luz también se cansan y que los niños pueden ser mucho más cariñosos que las niñas. Mal que me pese, he visto que hay que elegir bien a qué personas (personitas) doy mi amor, porque algunas me han sorprendido para mal y ha sido doloroso ver que no eran quienes yo pensaba.
   Malditos talleres, benditas pistolas de agua y duchas frías, qué suerte de equipo de educadores el mío.
   Estoy muy contento, aunque verdaderamente cansado y no sabía si subiría algo, pero qué menos que compartir, un poquito al menos, lo que me pasa por la cabeza.

   Oh, y una nota al margen: los baños mixtos son de lo más natural y me alegro mucho de que hayan, una vez más, funcionado bien.

sábado, 30 de junio de 2018

A little bit of a rant

So I was watching this episode of HIMYM in which Marshall, who works for an environmental law firm, is in a case against a pharmaceutical company that has started to pollute an important lake. If he wins, they'll have to pay a fine and stop their activities regarding the toxic spills, and if he loses they'll carry on polluting it.
And throughout the episode, he has foresights of what the future of the lake will be based on how the trial is going. In these, he envisions himself talking to a teenage Marvin (his in-the-chapter newborn) while they fish in the lake, sitting on a jetty. And it's this scene that bothers me.
Marshall's professional goal has always been to "save the environment", to "protect the earth" and all that, which I find noble and praiseworthy.
In the bad future, there are no fish and basically the lake is covered with small flames. There's even a monster, a mutation or whatever. So the reality here is clear. The lake is no more a sanctuary of life: it's toxic and dangerous. And then there's the other situation, the good one.
Here the lake is peaceful and seemingly full of life and they are... Fishing. This I find particularly ironic (and sneaky). Sure, they saved the lake and now the fish are alive and healthy... But they're fishing, this is, they're killing them for their own egotistical purposes. They don't respect (not to consider love) their lives: for future Marshall and Marvin, they're just things, not living beings.
So I'm beginning to think maybe Marshall's motives aren't so laudable, so good in the end. He doesn't love the environment, he doesn't care about the fish themselves. He only likes the lifestyle that he can afford in a world that isn't ruined, a lifestyle that is still based on believing other species are inferior and therefore he can dispose of their lives. In short, he's a bit of a hypocrite. In the end it's only about himself, sadly.
Of course, this is not the only occasion in which this irony is displayed, but this is one I felt particularly vexed about, and that's it.

sábado, 26 de mayo de 2018

Measuring up

Al principio jugabas a ponerte las vestiduras de reina y pasear por el salón con aire majestuoso. Cuando se dieron cuenta de lo bien que lo hacías, empezaron a llevarte a los actos públicos, algunas veces con una fina tiara.

Y ahora te ves convertida en reina. No lo has pedido, aunque sí lo has aceptado. No sabes qué significa, aunque parece que lo haces bien. No sabes si quieres el trono, pero estás pegada a él.
¿Cómo vas a saber si quieres el trono sentándote en él?
Necesitas que te expliquen cómo funciona, necesitas sentarte frente al trono y mirarlo y remirarlo y levantar el cojín rojo y tocar la madera pintada con oro. Arañar un poquito una pata, olerlo. Toda esa gente que dice que eres perfecta para el trono no lo conoce, no puede saberlo. Esto es un asunto entre el trono y tú.
¿Y si no eres apta? ¿Y si el trono no es cómodo? Sí, sí, lo hicieron para ti los mejores artesanos del reino, basándose en tu estatura, en la longitud de tus piernas, en el tamaño y grado de curvatura de tu (¿real?) trasero. De hecho, como una vocecita incómoda se encarga de recordarte, lo encargaste tú misma. Pero ¿acaso sabías lo que estabas pidiendo? Nadie sabe realmente cómo va a ser su trono hasta que lo tiene delante, por suerte o por desgracia. Pero ¿y si resulta que tras tanto tiempo jugando con los vestidos, sólo era eso lo que te interesaba? ¿Te dejarán no ser reina? No, claro que no, no puede ser nadie más, qué cosas piensas. ¿Y qué harás tú si es así? ¿Callarás? ¿Hay algo que puedas hacer?

Seguramente todas estas dudas tontas te hayan venido al tenerlo delante; es tan bonito que no sabes si encaja contigo. Él, grande y cómodo y reclinable y con reposabrazos que se pueden bajar si es necesario; tú... bueno, ya sabes, más bien enclenque, discreta, un poquitín encorvada, nada llamativo. Ni siquiera el color del pelo se salva. Te planteas, rodeando la pata con la mano y tapando el arañazo que acabas de hacer, si no deberías encargar otro, uno algo más normalito, más a tu nivel, que no sea tan bueno. Que no sea demasiado bueno para ti.

lunes, 30 de abril de 2018

Quien tú eres

Algún día despertarás
y tendrás las muñecas magulladas,
el cuello rígido,
las piernas entumecidas.

Un día mirarás al cielo nublado,
te frotarás los ojos
y volverás a mirar.

Ese día despertarás
y las cadenas se habrán ido.

sábado, 31 de marzo de 2018

Cómo complementa el videoclip de "Vagabond" a la música de la canción y por qué me paro a verlo cada vez que la escucho en YouTube

 El vídeo empieza con unas notas de piano algo juguetonas pero muy decididas, durante las que se muestra cómo los personajes se preparan para asistir a la fiesta de la primavera. Marineros y enfermeras. A primera vista, esto me desagradaba: no me gusta que haya roles tan marcados porque acaba siendo predecible, pero luego se verá que no es así del todo y quiero pensar que es una excusa para contar las historias que se cuentan. Al fin y al cabo, se supone que está ambientado en medio del siglo XX, así que creeeeeo que está justificado.
   Es muy acertado porque son unas notas que anticipan lo que viene; que no son el núcleo de la canción pero son muy representativas de ella: van apareciendo y desapareciendo a lo largo de toda ella. Del mismo modo, de los personajes no se dice todavía cuál es su personalidad, cuál el rasgo que les va a hacer destacar, pero se les ve haciendo algo que no es propiamente asistir al baile: puedes ver mirar entre bastidores.

   Abre la canción con la trompeta y ocurre una cosa muy curiosa: un contraste. La música es alegre e invita a moverse y sin embargo está todo el mundo sentado, mayormente aburrido. El mago hace un pequeño truco de magia que deja al otro marinero totalmente indiferente y ahí empieza todo: se refleja en su cara cómo le afecta eso: no son personajes perfectos en situaciones preconstruidas. Los músicos son los únicos que no parecen estar incómodos (supongo que en parte porque ellos tienen algo en lo que centrarse).
   (Para tratarlo menos subjetivamente y no nombrar a los personajes por sus personalidades, que es lo que en un primer momento me surgía hacer, voy a ponerles nombres arbitarios, ¿vale? Vale).
   Hombre con gafitas, Mitch; hombre que sale arreglándose el bigote al principio y que fuma, Ivan; chica alta con el pelo largo y muy bien peinado, Sabrina; chica con un parche en el ojo, Kasey; chica con el pelo muy cortito, Amélie; el mago, Albert.
   Al empezar a cantar Zach empiezan también a interactuar hombres y mujeres: se sientan Mitch e Ivan con Sabrina, Amélie y otra chica. Es de notar que Ivan coge una silla y se pone donde quiere, mientras que Mitch se sienta donde hay sitio (o eso nos muestran, anyway). Kasey se sienta sola con una botella y parece apenada, o chafada, por no estar con el resto.
   Iván comienza a mostrar su personalidad: quiere que Sabrina beba y sigue insistiendo a pesar de que ella se niega. Se le ve el plumero, vaya. La interacción de Mitch con Amélie es más interesante: ella, que es religiosa, ve que él juega con un rosario y le mira. Él enseguida desvía la mirada pero luego vuelva, al tiempo que ella se le acerca. Muestra su interés sin invadir exactamente su espacio como hará Iván con Sabrina en la siguiente escena: la rodea con el brazo y ella ya no oculta su fastidio.

   Se calla Zach: cambio de tercio. Vuelve a sonar la trompeta y empieza el baile de la cosecha, uno rígido que marca mucho la distinción entre hombres y mujeres. El gallo empieza a dar vueltas por ahí.
Sabrina está ausente y mira a Iván: él le devuelve una mirada casi de depredador, bastante desagradable. Amélie baila con algo más de gracia y mira a Mitch: este está algo incómodo, pero no reacciona mal. El chico que nos ha descubierto al gallo se sale totalmente de su papel y empieza a perseguirlo. La chica embarazada intercambia alguna miradita con el acordeonista.
   Situación de estrés: tres hombres animan a una enfermera a dar caladas a tres cigarros a la vez. Se eleva humo alrededor de Zach (quien lleva un rato cantando). Amélie consigue bailar con Mitch; él lleva su rosario puesto.
   Mi parte favorita: Zach se aleja de los micrófonos y empieza a sonar una melodía que no hemos oído antes (y es pegadiza). Ivan baila con Sabrina y le echa el humo en la cara: ella pone cara de asco. Salen varias personas bebiendo. Albert se acerca a Kasey, quien sigue sentada, y le ofrece la mano. Ella, muy contenta, se la da. Pero lo que parece que va a ser el comienzo de una escena bonita se trunca cuando él (un poquete insensible), intentando impresionarla (tampoco parece que lo haga a malas), hace un truco de magia y le saca un ojo de detrás de la oreja. Ella se va corriendo, claro.
   Culmen de la escena de Ivan y Sabrina: él le huele el pelo, se le acerca cada vez más y la va a agarrar de la cintura pero ella se harta y le aleja de ella de un empellón. Otro grupo de tres marineros miran a la vez y parece que se disponen a echarle una mano si la cosa se complica. Ivan se tambalea, ebrio, y Sabrina le tira una bebida al pantalón. Él no se lo piensa dos veces y le va a tirar una botella por encima, pero entonces, mientras los marineros, ya preocupados, se levantan, aparece Mitch de la nada y le detiene. Le quita la botella de la mano. A diferencia de Ivan, no tiene que ejercer la violencia: el suyo es un acto pacífico que pretende eliminar las amenazas, sin más.
   Ivan sale de escena y claro, Sabrina y Mitch se miran, se sonríen... Ya hay enfermeras vomitando y soldados borrachos; en el baño, los tres marineros le dan un par de golpes a Ivan; el chico del gallo lo ha atrapado y lo levanta orgulloso; la enfermera que vomitaba sigue bebiendo... Mitch y Sabrina se miran, ya serios. Parece que ella espera algo de él, parece que hablarán, que se echará en sus brazos, que se sonreirán y será su héroe... Pero Mitch asiente sonriendo un poco y se va. ¡Se va!
   Albert hace un truco de magia más y el chico del gallo encuentra también un huevo. Albert se lo saca de la boca y él se lo mete: es una escena simétrica que da fin a las actuaciones.
   Cierran el vídeo como empezó: con las mismas notas que lo empezaron en una escena en la que salen marineros y enfermeras sosteniendo un cartel: "La primavera ha llegado".

miércoles, 28 de febrero de 2018

Cravings

El silencio del agua,
latidos golpes truenos.
Jadeo incontrolable.

Tu sueño te hunde en la tierra oscura,
los ojos muy abiertos.
Los pétalos y la boca,
las espinas y los tobillos, las manos, el cuello.

Los ojos asustados,
inmóviles.

miércoles, 31 de enero de 2018

Vientos de otros lados

Sopla una brisa fresca, colándose por las perneras de los pantalones y alborotando pelos.
No pretende ser un vendaval revolucionario y no anuncia ningún temporal, pero no tiene intención de cesar. Es cambiante: no está muy claro de dónde viene o hacia dónde va, y seguro que provocará unos cuantos "¡se ha girado el viento!", pero no le importa. De hecho, hay poco que le importe a la brisa.
La brisa trae unas cuantas cosas. Arrastra un poco de luz de cada color y algo así como una música lejana. Y, claro está, trae recuerdos en forma de olores. Y son olores suaves, recuerdos blandos: nada invasivo o agresivo. La brisa no tiene ninguna necesidad de ser agresiva.
Y lo más importante: la brisa no sopla para nadie en particular. Ella simplemente lo hace, sin preocuparse del quién o el cómo.
Así que quien quiera darse cuenta de su presencia, ajustará las velas, abrirá las ventanas y aspirará bien hondo, y quien no, bueno, pues tendrá una brisa en su contra (si no respira, puede que acabe por ahogarse), qué se le va a hacer.