domingo, 31 de mayo de 2020

Perspectivas

Sinceramente, creo que el verano que entra va a ser extraño. La cuarentena me ha hecho ver algo más claras unas cuantas cosas.

Llevo años haciéndome listas y listas de cosas que quiero hacer, cosas para las que en el momento de apuntarlas no tengo tiempo, pero confío en que lo tendré en el futuro. Y para eso son las vacaciones de verano, para quienes tenemos la suerte de poder tomárnoslas (con más o menos "tiempo libre").

Y siento, sé cada día con más certeza que tengo tal cantidad de cosas amontonadas que no voy a poder hacerlas todas. En cierto sentido, eso me apena un poco, porque parece que me estoy defraudando, que esas cosas son las que me permiten avanzar cultural e intelectualmente y que no voy a llegar a todas. Mirando la lista de libros me doy cuenta de que ni siquiera voy a llegar a un tercio de ellas.

Pero también supongo que está bien, ¿no? Quiero decir, si se acabaran las cosas que me interesan tendría un problema bastante grande, imagino. Pero aún así, me frustra un poco ver que me voy a quedar lejos, lejísimos de avanzar tanto como me gustaría.

Querría arreglar unas cuantas cosas que hay rotas por mi casa, limpiar unas ventanas que nunca se limpian, leer unos cuarenta libros (no shit here), completar cuatro o cinco videojuegos, ver películas, quedar, quedar mucho para compensar este año tan largo y extraño, acabar los Inktobers que tengo empezados, hacer activismo, hacerme una (otra) baraja de Magic, ir a trabajar a un santuario...

¿Cómo priorizar? Habrá que pensarlo.