martes, 30 de abril de 2019

Poesía desde la cueva de hielo

¿Dónde está la palabra que está dentro de ti?

El viento te silba en los oídos, pero es un viento que no trae palabras nuevas hace ya mucho. ¿No has estado escuchando con atención? ¿Es que han cambiado el horario de palabras nuevas y tú no te has enterado? ¿O han dejado de mandártelas a ti? ¿Será que se han enterado de los pecados que le susurrabas al hielo por las noches? No, eso no tiene ningún sentido, sólo tú has tenido la palabra alguna vez, sólo tú, no necesitabas de nadie que te diera palabras. No había horarios ni nadie más que pudiera dártelas.

Y ¿de dónde venían? Pues de ti, ¿no? Pero entonces ¿dónde están ahora? Las buscas tras las pilas de concesiones, de excusas, de arrepentimientos, derrumbas unos cuantos montones a ver si logras encontrarlas entre los objetos: un caballito de madera, un reloj roto, un libro inventado, unas piedrecitas brillantes e inútiles.

En realidad todo es inútil y todo es ficticio y todo es inventado, porque en la cueva sólo estás tú. Sólo estás tú, sólo está tu dolor constante tras los ojos, sólo están tus pies helados.
Sólo estás tú.