miércoles, 25 de diciembre de 2019

Farewell, good friend

Perhaps I didn't train you enough.

You had much to learn, and you did learn a lot, but there were so many things... Things I feel I could have said, things I could have shown you. Things that would have made you better, things you would have loved to learn, things you're now going to need, and will have to learn on your own.

Maybe I should have spent more time with you, honing you, carefully explaining every little detail, giving advice for every possible situation and outcome. I should have asked more of you, so as to prepare you better for what would come... But I didn't know it'd come so soon, neither of us did. All of us thought we would have more time, time for you to get better, even better than we were.

We are going to be gone, gone forever, and you'll be on your own, and I can't sufficiently express how torn that makes me feel. I know you are going to do an extraordinary job, but I wish I could have eased it a bit for you, just a little bit.

Even now, in this situation, I know you're going to overcome all problems and difficulties, and that you'll be even stronger after that. I trust you will, because we have no other option.

You have all our love and support.
Go get it.

viernes, 29 de noviembre de 2019

Something to live for (La negrura)

Has sido presentado al dios larva.
Eres afortunado, pues has sido elegido y profetizarás el camino.
Prepárate para ser pasto de las flores y arena del mundo.

Has sido presentada a la diosa serpiente.
Eres afortunada, pues has sido elegida y profetizarás los nombres vacíos.
Prepárate para habitar la luz y acariciar la tierra.

Has sido presentada al dios cuervo.
Eres afortunada, pues has sido elegida y profetizarás las marcas en el cuerpo.
Prepárate para velar y abrazar el viento.

Has sido presentado a la diosa ballena.
Eres afortunado, pues has sido elegido y profetizarás los secretos.
Prepárate para hacer temblar las aguas.

jueves, 31 de octubre de 2019

Quien mucho abarca

Every battle won feels like three lost.
It's as if I was losing a little of myself every time, as if, with every victory, I was getting smaller and smaller, shorter of breath and time, and above all, weaker.
And the battles keep coming.

lunes, 30 de septiembre de 2019

During the war

During the war, we always talked about the same things. Name, how long in the war, what exactly made us decide to fight. Our small victories that only meant something for our side.
Always, in a way, the same conversation, with always, in a way, with the same person, over and over again.

There were those who talked too much, who put themselves above others, who liked to think they were doing more, and there were those who didn't talk much about it, at least not in the same way. If you ask me, the second ones usually did more, and did it better than the others.

We were brothers and sisters in the trenches and, inside, we knew we were all fighting for the same thing, for some of us the most important thing. And of course we had to talk about it, we had to talk about the strategies, about the losses, about how we felt there... Hell, there was even some joking.

We created a community, we developed so much love for one another, we shed quite a few tears together. So much support was offered and accepted, so many sleepless nights spent planning the next morning... and still I felt that I still was so far away from them, that there was a certain coldness in all of it.

Sometimes I wondered what toll the fight was taking on us. Did we waste our time? Did we let chances pass because our war was more important? Did we make too many sacrifices? Did we go a bit crazy, thinking ourselves more capable, or more powerful, than we were? We knew all price was small, we knew the goal was worth it, and I still think it was.

But even now, I wish I could have known them better, gotten closer, learned more from them, shared more time with them, before we won and all of us walked our own way.

sábado, 31 de agosto de 2019

Macromatadero de Binéfar

Estábamos en el autobús camino al matadero para la vigilia de cinco días cuando adelantamos a un camión de cerdos. Era un camión de tres pisos cargando unos doscientos ochenta cerdos. Vivos. Amontonados, sucios, sedientos, sudando. Vivos.

Y estábamos bromeando y se me ocurrió que ambos íbamos al mismo sitio, cerdos y nosotras.

Y cuando acabamos ayer, cuando nos subimos al autobús, se me ocurrió que nosotras nos íbamos, pero ellos seguirían llegando, treinta mil cada día.

Y esto es solo un síntoma, un pequeño detalle anecdótico del mundo en el que vivimos. Un mundo en el que alguien ve un camión de cerdos y no ve nada más que comida, no ve seres sintientes, no ve ojos ciegos, no ve bocas buscando ansiosas la poca agua que les podemos ofrecer.

Está  claro que no hacemos suficiente. ¿Qué podemos hacer?

miércoles, 31 de julio de 2019

De caracoles y botas

La tierra está mojada. El caracol marcha despacio, cruzando el camino. Está concentrado en llegar, emplea en ello todas sus energías y se va arrastrando lentamente, dejando un leve rastro de mucosidad.
No hay signos de escarabajos; no se oye ninguna serpiente. Solo el caracol, cruzando el camino muy lentamente.

De pronto, la tierra tiembla con las pesadas pisadas de unas botas. Es una grupo de hombres, o unos cuantos niños jugando a pillarse, o cualquier otra cosa. El caracol no lo sabe, claro, y de hecho ni siquiera tiene por qué saber que representa un peligro para él. ¿Qué hacer? ¿Seguir arrastrándose a ese ritmo? ¿Esconderse y esperar a que todo haya pasado? ¿Qué puede hacer un simple caracol ante la abrumadora superioridad de la bota? ¿Qué sabe un caracol de botas, o de humanos, o de pesos inconcebibles contra los que su concha de nada servirá?

Puede esconderse en esa concha y, en su ingenuidad, en su ignorancia, confiar en que eso le salvará. Pero haga lo que haga será inútil: la única posibilidad que tiene, suerte aparte, es que la bondad del ser humano le salve de una muerte segura.
La existencia misma del caracol depende por entero de que el ser humano le reconozca como otro ser sintiente, como un ser que tiene intereses y miedos, por sencillos que sean, y tome la decisión de respetarle, pese a todo. Pese a lo fácil que sería no hacerlo. Pese a lo irrelevante que sería, para el humano en cuestión, no hacerlo, pisarlo sin más e ignorar lo ocurrido.

¿Nos merecemos confianza alguna por parte de los animales?

domingo, 30 de junio de 2019

Enjoy the ride!


Tú eres tus propias cadenas.

¿Y por qué no?
¿Por qué detenerte? ¿Por qué no llegar al final, por qué no levantarte, masticando la desgana, y cruzar la puerta?
Tal vez te falte convencimiento. Tal vez no te convenga saber que la luz al otro lado es más brillante y acogedora, porque es más fácil cerrar los ojos, darse la vuelta, olvidar la meta.
Tal vez creas que ya has avanzado suficiente, así que ¿por qué seguir?

Pero claro, en tu fuero interno sabes que eso no es posible, que eso no está bien, que debes levantarte y empujar. Así que miras hacia abajo y ves tus brazos abrazándote, encadenándote al suelo y a tu propio cuerpo.

¿De dónde sacar la fuerza, de dónde la resolución?

viernes, 31 de mayo de 2019

The end of darkness?

... Is there a chance? A chance to be like them, to shine like a sun? A chance to shine like tho ones who shine from the mouth, from the eyes, from the hands, those who glow and revel in that light of theirs which is them who are the light.

You wonder whether it is possible to become such a one, to shine in such a way. And the answer, of course, lies behind the clouds, inside the lightbulbs, between the wood and the coal and the books and everything that burns. But you can't bear it, so you close your eyes to the truth, as you always do, as you have always done.

martes, 30 de abril de 2019

Poesía desde la cueva de hielo

¿Dónde está la palabra que está dentro de ti?

El viento te silba en los oídos, pero es un viento que no trae palabras nuevas hace ya mucho. ¿No has estado escuchando con atención? ¿Es que han cambiado el horario de palabras nuevas y tú no te has enterado? ¿O han dejado de mandártelas a ti? ¿Será que se han enterado de los pecados que le susurrabas al hielo por las noches? No, eso no tiene ningún sentido, sólo tú has tenido la palabra alguna vez, sólo tú, no necesitabas de nadie que te diera palabras. No había horarios ni nadie más que pudiera dártelas.

Y ¿de dónde venían? Pues de ti, ¿no? Pero entonces ¿dónde están ahora? Las buscas tras las pilas de concesiones, de excusas, de arrepentimientos, derrumbas unos cuantos montones a ver si logras encontrarlas entre los objetos: un caballito de madera, un reloj roto, un libro inventado, unas piedrecitas brillantes e inútiles.

En realidad todo es inútil y todo es ficticio y todo es inventado, porque en la cueva sólo estás tú. Sólo estás tú, sólo está tu dolor constante tras los ojos, sólo están tus pies helados.
Sólo estás tú.

jueves, 28 de marzo de 2019

Camerino. Luz apagada.

Why am I so afraid? What is it that makes, sometimes, every single act, every single thought, one of hiding? Can one get rid of such an insidious fear? Would understanding it make it less daunting, less intimidating, less paralysing?

jueves, 28 de febrero de 2019

El origen de las especies, parte 1.

Voy por la calle sumido en mis pensamientos cuando me encuentro, al lado de un contenedor, un basket rebosante de libros, con un cartón en el que, escrito a mano, pone: "LIBROS GRATIS. DADLES UN HOGAR. Por favor". Aunque están en un lugar bastante visible, se me ocurre que es un poco extraño que alguien los haya puesto al lado de un contenedor si no los considera basura.

Me acerco, claro, y empiezo a mirarlos. Cuentos de Perrault, El club de los cinco, Asimov, Dostoyevsky, Molière, un Origen de las especies en encuadernación marrón, Corazón, Calderón de la Barca, Lolita...
Cojo tres libros. Me planteo coger el Origen de las especies, pero algo me impulsa a dejarlo donde está.

Continúo andando y desde un banco cercano, un señor que se parece a Cortázar y lleva también un libro viejo en la mano me mira. Me lanza una sonrisa agradable, casi cómplice.
No he caminado tres manzanas cuando me topo de frente con un puesto ambulante. A su lado, una mujer vocea:
—¡ESPECIAS! ¡ESPECIAS DE TODO EL MUNDO! ¡ESPECIAS DE ORIGEN! ¡PARA LA COCINA, PARA ADEREZAR, PARA SAZONAR, PARA ALIÑAR Y CONDIMENTAR! ¡DE ORIGEN, ESPECIAS DE ORIGEN BARATITAS BARATITAS!
Me paro en seco. Me quedo mirándola unos cinco segundos. Me doy la vuelta y echo a correr hacia el basket de nuevo, mientras la vendedora sigue gritando a mi espalda.
Cuando llego, el señor parecido a Cortázar sigue sonriendo, el basket está vacío y el contenedor a su lado está abierto. En él hay una niña de pie que dice sencillamente:
—¿Uno marrón? Se lo acaba de subir una señora a su casa, ahí enfrente.
La niña lleva un vestido amarillo y un lazo blanco en el pelo. Tiene el libro en la mano y me mira haciendo una mueca extraña. Yo miro al señor parecido a Cortázar buscando algún apoyo, sólo para ver que ha dejado de sonreír. La tapa del contenedor empieza a cerrarse.
De un salto me meto dentro, justo cuando la tapa se cierra con un silbido, y me abalanzo sobre la niña, pero en la oscuridad ante mí no hay nada: ni libro, ni niña, ni suelo.


lunes, 21 de enero de 2019

Colaboración con Sisterflow

Volvía a fracasar.

Era un héroe de pacotilla, al que incluso se le atascaban las ideas para conquistar el corazón de su vecina Alba. Ella sabía de sobra quién era, por mucho que se pusiera antifaz y peluca cuando algún malhechor hacía de las suyas. Panderetamán tenía muchas habilidades especiales, como desintegrar suelas de zapato o susurrar en los oídos de sus enemigos a kilómetros de distancia. Los ancianos de la ciudad le tenían un gran aprecio porque siempre les ayudaba a cruzar la calle, iba a la compra por ellos, se sentaba a su lado en el parque y también tiraba pan a las palomas, quienes también le amaban.

Por todo esto, Alba sentía también cosas por él, pero tenía mucha vergüenza debido a que tenía seis dedos en un pie y pensaba que Panderetamán jamás la aceptaría. Panderetamán, sin embargo, sí lo habría hecho, porque era una buenísima persona y TAMBIÉN TENÍA SEIS DEDOS EN UN PIE.

Una tarde de verano hacía mucho calor y abrieron la piscina municipal... Estaba Alba en el tobogán cuando llegó Panderetamán: justo antes de llegar al trampolín, él se fijó en sus pies; ella vio los de él justo cuando su cara entraba en el agua... Sentimientos a flor de piel...

miércoles, 9 de enero de 2019

Incomprensión (o "Piet Mondrian")

El otro día, por alguna razón, me desconcertó enormemente que mi hermano accediera tranquilamente a ponerse una chaqueta de cuero.
Luego le vi comerse un trozo de cadáver y ya entendí.