Con repentina confusión, se mirará las manos, y las verá extrañas. Recorrerá con una mano el dorso de la otra, con una lejana, casi olvidada delicadeza. Después entreabrirá los labios, tan sólo un poco, y también pasará las puntas de los dedos por ellos, despacio. Quizá incluso llegue a enrollarse un mechón de pelo en el índice de manera pensativa.
Y luego, tras parpadear de forma incrédula varias veces, reconocerá, a su pesar, que se ha enamorado.
Me encanta, tenia que poner un comentario porque solo darle un más y recomendarlo no es suficiente.
ResponderEliminarEscribes genial ;)
Ogh, cuán halagado me siento, jaja.
ResponderEliminarMuchas gracias por pasarte por aquí y comentar, Mirita ^.^
Un abrazo :D