martes, 1 de septiembre de 2015

Isabelinas

 Lo he olvidado.
 He olvidado su nombre, el nombre de la chica de la mirada depresiva, de la belleza de ojos amarillos y verdes y tristes, de esa sonrisa que era como una aguja en el corazón.

 Y me pregunto: ¿es una buena señal? Es un paso, sí, pero ¿hacia dónde? ¿Hacia el olvido y la eliminación de todo lo que con ella tenga que ver? ¿O es, por contra, un paso hacia la idealización de su persona, hacia la supresión de todo lo terrenal que pudiera haber en ella?

 Quizá la pregunta adecuada sea: si la vuelvo a ver, ¿será un rostro más o una deidad sin nombre?

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