¿Me quieres de rodillas?
Tírame piedras.
Retenme en casa.
Tapia mis ventanas,
cierra la puerta con llave;
¡funde la cerradura!
Quieres contenerme,
estudiarme,
corregirme.
Dime que tengo una enfermedad,
dime que es locura.
Asédiame con tu lógica,
con tus reglas,
con tu normatividad.
Te reto a que hagas todo eso
y me hieras
y me drenes.
Pero no me harás olvidar:
no dejaré de ver niñas ingrávidas
sobre cables de seda.
Tálame el árbol;
viviré en sus anillos.
Déjame sin agua;
beberé colores.
Tápame el cielo;
cerraré los ojos.
Hazme cuanto quieras.
Yo sé que la escarcha aún esconde secretos.