Pude sentir sus fibras tensándose más y más; yo las estiré. Golpeé fríamente sus puntos débiles. Los conocía, y los aproveché, apuñalándolos uno por uno, de forma mecánica, desapasionada. Era necesario.
Agoté su vigor; convertí su resistencia en polvo. Lloró, y fueron lágrimas de desesperación. Era necesario.
Arranqué de ella toda cordura y fuerza, hice de ella un amasijo de pensamientos inconexos y dolor. Doblegué su osadía; sometí su voluntad. Era necesario.
Agoté su vigor; convertí su resistencia en polvo. Lloró, y fueron lágrimas de desesperación. Era necesario.
Arranqué de ella toda cordura y fuerza, hice de ella un amasijo de pensamientos inconexos y dolor. Doblegué su osadía; sometí su voluntad. Era necesario.
Y, cual hoja reseca, se quebró.
Era necesario.
O quizá no.
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Es flipante la tecnología esta, ¿eh?
¡Prueba, prueba!